miércoles, noviembre 22, 2006

La triste historia de Pascualillo

Como población extramuros de San Luis, Tlaxcalilla tenía distancia y cercanía con el asentamiento de los poderes virreinales en la zona. Todo podía pasar en el largo trayecto de San Luis al pueblo de indios, y por eso murió un jovencito llamado Pascualillo.

En enero de 1599 un comerciante de San Luis mandó a Tlaxcalilla a un esclavo suyo para que comprara una fanega de sal. A Pascual todos le decían Pascualillo por ser un adolescente de máximo catorce años. El mulatito salió en su mula con quince pesos, pero ya no regresó en todo el día.

Al día siguiente salieron a buscarlo. En Tlaxcalilla alguien les dijo a sus buscadores que habían visto a Pascualillo con un indio llamado Juan Miguel, quien vivía con otro indio llamado Lucas Ambrosio. Éste —que “casualmente” tenía una tela igual a la que usaba como silla en su mula el desaparecido Pascualillo— al ser interrogado, se puso agresivo (“al brinco”, pues) y sacó a los españoles de su casa.

Dos días después el mercader “dueño” de Pascualillo supo que Juan Miguel estaba preso.

Tras diversas circunstancias, y con los testimonios de varios franciscanos (como consta en el juicio cuyos documentos publicó El Colegio de San Luis), el indio terminó confesando que había matado al negrito, aunque no se pudo averiguar dónde había enterrado el cuerpo.

A nueve días del asesinato se condenó a Juan Miguel y a Lucas Ambrosio a prisión. El acucioso historiador Eugene B. Sego se pregunta si esta rapidez fue por lo claro del caso o si fue sólo porque eran indios.

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